jueves, 23 de abril de 2015

JUEGOS TRADICIONALES DE VILLALMANZO






En todas las culturas y sociedades los juegos han estado y están presentes en la vida de cualquier niño, aunque si bien es cierto, poco tienen que ver los juegos de hoy en día (en nuestro ámbito cultural, claro) con los que tenían nuestros abuelos. Ellos no necesitaban de grandes tecnologías y normalmente utilizaban los recursos disponibles en su entorno natural (huesos, ramas, palos, alfileres…) Eran juegos generalmente de normas sencillas, basados en la interacción entre dos o más jugadores. Algunos con origen antiquísimo han llegado hasta nosotros y se están intentando recuperar por los mayores.
Había juegos que solo practicaban las niñas o los niños pero también había juegos que compartían ambos sexos: el bote, los tres navíos, el trucumé o el campo y medio.
Juegos hay muchos y algunos son tan populares que no necesitan explicación. Nosotros vamos a centrarnos en los más típicos que se practicaban en Villalmanzo y como podréis apreciar, algunos han sobrevivido y se siguen practicando hoy en día por nuestros mayores. Explicaremos su técnica local (según las localidades suelen producirse variantes, aunque la base del juego es la misma), estoy segura de que os van a encantar: las tabas, la tuta, el acoto…


EL JUEGO DE LAS TABAS

Juego clásico, que para su ejercicio se vale de una pieza de la pata de las ovejas (el astrágalo), conocida como “taba”, este hueso da nombre y materia a este juego mayoritariamente femenino. Se jugaba sentada en el suelo.
El hueso en cuestión tiene cuatro caras bien definidas que llevan nombre propio: “Aguas” (la cara ancha y más hundida), “Pencas” o “culos” (la cara ancha más abultada), “lises” (la parte lateral más lisa) y “Carnes” (la parte lateral más hundida). A veces las caras de las tabas se pintaban de colores.
Se jugaba con seis (con ocho o con doce) de estas piezas y una bola o canica pequeña para que fuese manejable. Se metían entre las dos manos, y se agitaban, haciéndolas sonar frotando unas con otras y se tiraban en el suelo abriendo las manos y dejándolas caer extendidas pero no esparcidas. La gracia de la tirada es como los dados: que quede el mayor número de caras iguales al que vayas. La primera tirada cogías todas de “Aguas”. Para coger una taba, se podían coger de dos en dos o de tres en tres (siempre debía quedar en el suelo una taba de la cara correspondiente, hasta recoger la última). Cuando cogías las seis las volvías a tirar y entonces era a “Pencas”, luego a “Lises” y finalmente a “Carnes”. Si no podías hacer la serie o se te caía la bola o no cogías taba, pasaba el turno a la siguiente.
En los años sesenta comenzaron a venderse de plástico y de colores.
Hoy en día los niños ya no juegan a este juego, sin embargo, una variante del juego (para mayores), no está totalmente desaparecido. En Burgos, en concreto en la ciudad de Briviesca, se vive en primavera, en el día de Santa Casilda, una jornada dedicada a la taba, donde se apuesta a la cara favorita de la taba. Las apuestas pueden llegar a ser elevadas, se llama “la tabera”.

LA TÉCNICA

La técnica es sencilla: tirar la bola al alto y antes de que caiga, debes cogerla con la mano derecha, con la palma de la izquierda vas dando vueltas a las tabas para prepararlas descubriendo las caras que necesites y a la vez coger con los dedos la o las tabas preparadas. Esto que al principio es sencillo se va complicando al tener que dar una, dos o tres palmadas entre el lanzamiento de la bola, la removida de tabas para dejarlas de la cara que te pide el juego y recogida de las tabas preparadas previamente y el momento de recoger la bola antes de que toque el suelo.
Y para complicarlo más: se tira la bola y se remueven, recogen tabas y se recoge la bola con la misma mano, primero la derecha y luego la izquierda. Cada vez que se falla se pasa turno.

EL JUEGO DE LA TUTA

Se utilizaban dos piezas esféricas o tangos y un trozo alargado de madera o de tubo, la llamada tuta. Sus normas son muy sencillas.
Se colocaba la tuta en un punto determinado, entre 15 o 20 metros de distancia con el lanzador, y encima de ella se colocaba dinero (una o más monedas).
Sus orígenes se desconocen, pueden ser, celtas, árabes, romanos… lo que sí parece cierto es que los nombres tienen etimología latina:

Tuta: de tutus, a, um, que significa seguro, defendido.
Tango: del verbo tango, is, tangere, que significa tocar.
Se dice que el popular dicho castellano “tirar los tejos” para designar el inicio de unas relaciones entre un mozo y una moza, está basada en este juego.
Aunque se extendió por muchas provincias, en Burgos toma un cariz considerable, ya que hoy en día se práctica en muchos pueblos, sobre todo en época de fiestas en que se celebran competiciones, pero también se ha extendido a la ciudad y son muchos los barrios que tienen lugares para practicarlo.

LA TECNICA

Por riguroso orden, los jugadores iban lanzando los tangos (las piezas esféricas, en algunos sitios también se las llama chanflos). Normalmente el primero trataba de arrimarse a la tuta y el segundo tango intentaba darla para que las monedas cayeran y quedaran junto al primer tango lanzado y la tuta lo más lejos posible. La condición para llevarse el dinero es que éste, estuviera más cerca del tango que de la tuta. Otra opción era “echar arriba” y volver a poner más dinero.

EL JUEGO DEL ACOTO

Acoto o coto
Es un juego sencillo, al que jugaban tanto chicas como chicos o ambos juntos. El instrumental es muy sencillo y de fácil fabricación, se lo podían hacer los niños o pedirles a los padres o abuelos que se los hicieran. Se necesitaba un palo corto con dos  puntas, el “acoto”  (bastaba con un trozo de rama de unos 10-12 cm de largo y 1,5-2 cm de ancho, al que se le afilaban los bordes laterales, como si de un lápiz se tratara), otro en forma de pala, llamado “tala” y un delantal o jersey… Este juego tiene muchas variantes según las localidades y recibe otros nombres, aunque el más usual es el de “coto”

LA TÉCNICA

Era una técnica muy sencilla, había que colocar el “acoto” en el suelo y con la tala se le golpeaba en una de las puntas con la intención de lanzarlo por el aire, contra más lejos mejor. El resto de jugadores intentaba recogerlo, sin que cayera al suelo, bien con el jersey o bien con el delantal… una vez recogido se apoyaba la tala en la pared y el que tenía el acoto lo lanzaba hacia la tala para golpearla.

EL JUEGO DE LAS CHAPAS

Y con este nombre no nos referimos al popular juego que se realiza con los cierres de botellas de cerveza, coca-cola… Este juego al que nos referimos se jugaba con dos monedas de cobre y sobre él se hacían apuestas. Cuando los apostantes eran niños se hacían apuestas muy bajas, pero entre mayores las cantidades de dinero eran mayores. Las normas del juego eran muy sencillas.

LA TÉCNICA

Se juntaban las dos monedas por la parte de la cruz y se lanzaban al aire, antes del lanzamiento se hacían las apuestas y según como cayeran se ganaba o se perdía. Había tres opciones:
       Cara y cruz, se volvía a lanzar
       Cruz y cruz, perdía el que las lanzaba
       Cara y cara se llevaba todo
Si durante el lanzamiento algún apostante decía “BARAYO” su apuesta quedaba anulada. Cuando se jugaban cantidades grandes había una persona que hacía de “baratero”, y se dedicaba al control de las apuestas, por lo que se ganaba una propina.

EL JUEGO DE LOS CARTONES
                                
Se llamaba “cartones” a la parte superior e inferior de las cajas de cerillas, estaban muy bien cotizadas y se podían canjear: 10 cartones costaban 5 céntimos de peseta, 20 cartones 10 céntimos…
En realidad, más que un juego era una moneda de cambio, pues pocos niños y adolescentes tenían entonces dinero para apostar, así que utilizaban los cartones. Con ellos se podía jugar a las chapas, a los montones y demás juegos de dinero, pero apostando estos cartones.

JUEGOS DE CARTAS

Había varios, aquí hablaremos de dos:
1. EL JUEGO DEL PERDINCHE: se jugaba con una baraja de cartas. El jugador que daba las cartas era “la mano” y repartía una carta a cada uno de los jugadores, incluido él. Una vez repartidas y sin mirarlas, se hacían apuestas. Levantaba primero su carta el jugador “mano” y después, por orden, los demás. Si el jugador que tenía el turno levantaba una carta inferior ganaba y si era superior perdía y se llevaba su apuesta “la mano”.

2. EL JUEGO DE LOS MONTONES: se jugaba también con las cartas de la baraja. Se hacían cinco montones, se le daba uno al que hacía los montones y se hacían las apuestas que las cubría el que tenía la banca. Levantaba la banca en primer lugar, a continuación uno por uno los demás. La banca se llevaba el dinero de los montones inferiores. Si salían reyes, que era la carta más alta, y no tenía la banca ninguno, el primer rey tenía derecho a la banca y si no la quería tenía opción el siguiente. Otra alternativa era vender la banca si te tocaba un rey.

2 comentarios:

  1. !Qué juegos tan curiosos! nunca había oído hablar de ellos, salvo las chapas. Supongo que es porque vivía en otra zona y en una ciudad y en las ciudades se juega muy poco en la calle. Antes jugábamos con casi cualquier cosa y nos divertíamos más. ¿Tú no jugabas a cocinitas con hojas y barro? Me salían unas albóndigas bueníssimas y disfrutaba una barbaridad. Claro que luego mi madre me pegaba unos fregotazos para morirme, pero en fin...

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    1. Si, algunos de estos juegos son curiosos, la tuta y el acoto o coto (según zonas) son juegos típicos de la provincia de Burgos, al acoto ya hace años que no he visto jugar, pero la tuta aún se juega en algunos sitios, sobre todo en fiestas. El de las chapas, yo he jugado pero con los tapones de botellas a hacer carreras no con monedas como jugaban en Villalmanzo los mayores. Yo, como decía mi madre (era un poco chicazo) y me gustaba más jugar al hinque, al burro, a campos quemados y a los indios, pero también he hecho mis cocinitas y ¡no veas cómo me salían los pasteles!, tenía una auténtica especialidad, lo malo era cuando volvía a casa...

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