martes, 22 de septiembre de 2015

LA FORMA DE VIDA EN SANTA INÉS: (LA VIVIENDA TRADICIONAL)



Casa típica de adobe
                         
Santa Inés es un pueblo que se estructura en una red de calles amplias y bien cuidadas; es luminoso y tranquilo. Su término se extiende en 15 Kilómetros cuadrados, con abundantes fuentes de agua clara y afluentes del río Arlanza: el Valdura y el Santa Ana, que lo riegan justo antes de su desembocadura.
No cabe duda que esta estructura urbanística proviene de antiguo, aún quedan vestigios de tiempos pasados a lo largo del pueblo: la Iglesia, la casa del cura, la casa y huerta con tapia de adobe del Priorato, casas particulares, tenadas o antiguas bodegas.
La construcción típica del pueblo eran las casas de dos plantas y desván, con ventanas pequeñas para protegerse de los fríos inviernos. La puerta de acceso era de madera partida en dos hojas en horizontal y con un pequeño agujero en la parte baja de la hoja inferior, “el arbañal” para que los gatos (en todas las casas había uno) pudieran entrar y salir libremente. En la planta baja no faltaba la cuadra y anejado a la casa estaba el corral y el cortijo. En alguna casa aún se puede ver la típica chimenea castellana, en forma de tronco de pirámide, recubierta de tejas a modo de escamas.
Hoy en día nos choca que los animales compartieran la vivienda con la gente, pero la explicación es sencilla: en Santa Inés, un pueblo eminentemente agrícola, no podían faltar los animales, pues eran la principal herramienta de trabajo y también el complemento del sustento alimenticio a lo largo del año. Por ello se habilitaban dependencias exclusivamente para su mantenimiento, así corrales, cortijos y cuadras se hallaban en la misma vivienda familiar, pues requerían de cuidados a lo largo del día. Las tenadas, palomares y colmenas se construían aparte.
Además, la cuadra en la planta baja de la vivienda, permitía la vigilancia especial de estas herramientas de trabajo y proporcionaban calor a la vivienda. Muchas veces, en el frío invierno, se reunía la familia en este lugar, para pelar la legumbre, para coser…
La cuadra la formaban los machos, los burros, las vacas (quien las tenía) y las cabras, que una o dos no faltaban, pues eran las que surtían de leche y queso.
En los corrales, las gallinas y los conejos. En el cortijo se guardaban los cerdos (todas las familias tenían, al menos uno, para la matanza de finales de año).
El material de estas construcciones era el adobe (solo la iglesia está construida en piedra, algunas casas destacadas se recubrían, pero su base era el adobe). En Santa Inés este material destaca por el color blanco del barro y la maestría de sus gentes en su colocación.

LA FABRICACIÓN DE ADOBES

Los adobes los hacían los labradores. Entrando al pueblo, a la mano derecha hay un término llamado “las adoberas”. Era costumbre hacerlos en septiembre, una vez que habían terminado las labores en las eras.
Mencal de muro (izq.) y mencal tabiquero (drcha.)
Se llevaba una herramienta llamada pico, con la que sacaban la tierra. Una vez limpia de piedras, raíces… le añadían paja molida y agua y lo amasaban con los pies descalzos Cuando la masa estaba en su punto, se buscaba un lugar liso en la pradera y con un molde de madera, llamado mencal, se le daba forma. Luego se los sacaba del molde y se dejaban secar durante unos días, cuidando de ir dándoles la vuelta para que el secado fuera completo, pues si solo se secaban exteriormente, el adobe se resquebrajaría. Una vez secos completamente, los apilaban formando una pirámide, iban colocando una hilera en una dirección y la siguiente en la contraria, con el fin de que quedaran agujeros para su ventilación.

Se  fabricaban adobes de dos tamaños, los grandes que se empleaban para hacer los muros exteriores, y los pequeños o tabiqueros, para las paredes interiores.