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miércoles, 18 de mayo de 2016

LAS VISITAS DEL PRIORATO: LAS VISITAS DE FRAY BENITO MONTEJO


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3ª VISITA:
Fechada el veinte de agosto de 1766, nos trae nuevamente como Abad de Arlanza a fray Benito Montejo, y a fray García Melgosa como Prior de Santa Inés (a ambos los encontramos en la primera visita).
El acta sigue el esquema anteriormente mencionado, por lo que solo transcribiré la parte que hace alusión a la vida del Priorato, y que aunque es algo extensa, no tiene desperdicio:
Así mismo: habiéndonos informado de los grandes menoscabos que ha tenido en estos últimos años la hacienda, que se administra de cuenta del Monasterio, y de otras posesiones, que se dan a los administradores por parte de su congrua, por falta de cultivos, y reparos en viñas, cercas, y otras cosas; mandamos al Padre Prior, que al presente es, y en adelante fuere, pena de privación de oficio, y de no poder obtener en adelante administración de hacienda, con otras penas a nuestro arbitrio y de nuestros sucesores; que conserven y administren todas las dichas posesiones con el mayor cuidado, no dejando de cultivar, por ningún pretexto, las orillas de las viñas, ni de reponer las cepas en donde faltaren, o que las que hay, fueren falsas y inútiles; como ni de tener aradas las heredades, y reparadas las cercas de las huertas; como así mismo cuidadas las dos casas, de forma que no tengan menoscabo alguno de lo que le entregare el Prior que saliere; hasta de las vidrieras de las ventanas: para lo cual se hará inventario de todo. Y encargamos a nuestros sucesores hagan estrecha averiguación sobre este punto tan importante a la utilidad de nuestro Monasterio, y a la vigilancia que deben poner los priores, los que están obligados a todo lo expresado por toda razón y derecho; sobre que les encargamos la conciencia.
Otro sí mandamos al Padre Prior ponga todo cuidado en que las posesiones, que se dieron a los vecinos de este lugar por tres vidas de reyes, las roturen, cultiven, y planten; reconviniéndoles con lo estipulado en la escritura, que pasó ante Francisco Arranz, y en caso necesario, valiéndose para ello de la autoridad de la justicia para que les obligue a ello; y determinadamente mandamos al Padre Prior que haga que cuanto antes se cultive la heredad que está de prado entre la viña grande y la Cerrada, que solo la divide de dicha viña el camino que va a Lerma: lo uno, porque por la citada escritura están obligados, y lo otro, por precaver los muchos daños, que de no tener cultivada dicha pieza se causa a dicha viña grande, o de Santa Lucía; en la cual mandamos así mismo, que cada año se plante alguna porción de cepas del vidago, que por este país llaman aragonés, y no de otro alguno, por contemplarlo así conveniente, para la cantidad y calidad del vino.
Item, porque las tierras que tiene el Monasterio en la Cerrada, han estado incultas muchos años, y por lo mismo se han criado muchos fresnos en ellas, que en parte impiden la producción de dichas tierras: mandamos al Padre Prior, que cuanto antes disponga se quiten y arranquen dichos árboles de las referidas tierras, para que así fructifiquen mucho más a sus dueños, y no sirvan de abrigo y sombra al ganado, que continuamente pasta en dicho término de la Cerrada.
El acta la firman: fray Benito Montejo como Abad de Arlanza y Prudencio Palacios como secretario. 
Lo primero que observamos es que había una división en la hacienda que tenía el Monasterio en el Priorato, era debido a que una parte se le daba al Prior para su congrua, es decir, para su mantenimiento y el del resto de habitantes de la casa del Priorato. Por los Memoriales de seglares del Catastro del Marqués de la Ensenada sabemos, como ya vimos anteriormente, que en este caso, consistían en una tierra de sembradura, cinco majuelos, una viña, una huerta y cuatro cerdas de cría.
Por lo demás, señalar que desde 1758, fecha del primer acta que firmó este mismo Abad, han pasado ocho años, y por lo que manifiesta, la administración del Priorato había sufrido un notable deterioro, tal vez la falta de visitas para controlar la acción de los Priores tuvo algo que ver en ello. Sin embargo, no hemos encontrado libros de cuentas referentes a estas fechas por lo que no tenemos cantidades para comparar y establecer las pérdidas de las que nos habla Montejo.
En cuanto al segundo párrafo, se refiere a la denominada “rentilla” que tiene el Monasterio con varios vecinos de Santa Inés. Viene perfectamente descrita en el Libro, condiciones, vecinos, renta… por lo que la veremos en un capítulo aparte algo más adelante, al igual que de la viña grande o de Santa Lucía, por la que llegó a entablarse pleito.
Por lo demás, destacar el cuidado que pone este Abad en la administración del Priorato y en especial en los cultivos vitivinícolas. Hoy Santa Inés forma parte de la denominación de origen Arlanza, denominación que nace en 2007 aunque, como dice su página oficial, la tradición vitivinícola en la comarca se remonta al siglo X y siempre mimada por los Monasterios. Su demarcación geográfica se extiende por el valle medio y bajo del río Arlanza y sus afluentes, hasta su confluencia con el Pisuerga en el sureste de la provincia de Palencia.

4º VISITA:
Fechada el seis de mayo de 1773, la firma nuevamente fray Benito Montejo, aunque esta vez, no como Abad de Arlanza: 
Visitando este Priorato nuestro Padre Maestro fray Benito Montejo, Definidor y Maestro general de la religión de San Benito, de comisión de nuestro Padre fray Jacinto Lorenzo, Abad del Real Monasterio de San Pedro de Arlanza
Como podemos observar, han vuelto a pasar siete años desde la última visita. Del Abad fray Jacinto Lorenzo, nos dice el abadologio de Ernesto Zaragoza que fue Abad de Arlanza  de 1769 a 1773, pero que no pudo acudir al capítulo general de 1773, “por sus achaques”, tal vez fue ese el motivo por el  que se dejó el Priorato sin visitar.
Montejo ordena que se ejecuten las disposiciones contenidas en las visitas anteriores, en especial la del  año 1758, haciendo hincapié en que se cumplan las reglas de la religión y en la cobranza de las rentas, infurciones y otros derechos pertenecientes al Monasterio y a los monjes residentes en esta casa.
Firman el acta: fray Benito Montejo como visitador Comisario y fray Fernando Riesco como secretario.

5ª VISITA:
Realizada el veintitrés de junio de 1776, por Fray Benito Montejo, esta vez como Abad, será su última elección como Abad de Arlanza y su última visita a Santa Inés. Sigue haciendo hincapié en el cuidado de las viñas y en que los renteros cultiven las tierras:
Encarga al padre Prior cuide que las viñas que tenemos a renta sean cultivadas con las labores que se acostumbran en el país, avisando a los renteros cumplan con las condiciones establecidas en la escritura de arriendo... 
Para finalizar remite al Prior a las visitas precedentes, en especial a la del año 1766, que revalidó: mandando al Prior la observe y ejecute según y como allí se previene.
Actúo de secretario Vicente Girón, quien le sustituirá como Abad y también será tres veces Abad de Arlanza (1777-1781; 1789-93; 1805-06). Entre otras cosas, fue también Abad de San Vicente de Salamanca (1797-1801), profesor de teología y Visitador General (1801-05). Murió en 1806.


Autor de la foto: José Antonio Gil Martínez from Vigo, Spain (Monasterio de San Pedro de Arlanza  Uploaded by tm) [CC BY 2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], undefined

miércoles, 4 de mayo de 2016

LAS VISITAS: UN ABAD QUE NO ESTÁ EN LOS ABADOLOGIOS DE ARLANZA





2ª VISITA:
Se realiza el once de enero de 1765 por el Abad fray Joseph Alfaro, siendo administrador del Priorato, fray Isidoro Rodríguez. En esta visita encontramos dos cosas curiosas: la fecha y el nombre del Abad.
 Lo primero que nos llama la atención es la fecha, se realiza el once de enero de 1765, habían transcurrido seis años y medio desde la primera, un plazo muy amplio, máxime cuando las Constituciones nos dicen: Mandamos, que el Abad del Monasterio principal visite por su persona, o por sus Comisarios cada año todos sus anexos, y a lo menos dos veces en su cuadrienio las Filiaciones, y los otros anexos tres. Y en unos, y en otros podrán poner los preceptos, censuras, y penas, que les pareciere convenir... Y el Reverendísimo cuando visitare el Monasterio principal tenga cuidado de informarse de la administración espiritual, y temporal, que hay en las Filiaciones, y Prioratos, y demás anexos, para que si hay necesidad de reformar alguna cosa, lo mande hacer. (Lib. II. Cap. XXXIV. 15). No obstante, no hemos encontrado justificación en el Libro para esta tardanza, ni tampoco que esta norma recogida en las Constituciones se cumpliera a rajatabla; al menos en este Priorato, la periodicidad de las visitas es del todo irregular.
En segundo lugar, el nombre del Abad. En este acta se nos dice que el Abad es el maestro fray Joseph Alfaro, sin embargo, en el abadologio del Monasterio de San Pedro de Arlanza (siglos X-XIX) de Ernesto Zaragoza Pascual, aparece como Abad para estas fechas, Antonio Gutiérrez (1762-1765). A él le sigue ese mismo año, Benito Montejo (1765-1769). Sin embargo, este acta está firmada por fray Joseph Alfaro como Abad de Arlanza y como secretario fray Prudencio Palacios. De este último, nos dice el abadologio, que fue elegido Abad en 1761 pero que, “parece que renunció, pues en 1762 ya se halla su sucesor” y da como sucesor al referido Antonio Gutiérrez. Tal vez esté aquí la causa por la que se tardó tanto tiempo entre la anterior visita y esta. En cuanto al Abad fray Antonio que nos da Ernesto Zaragoza en estas fechas, puede que actuara como tal por menor tiempo del que él creía y fuera fray Joseph el que acabara el cuadrienio. Sea como fuere, en enero de 1765 fray Joseph firma este acta como Abad de Arlanza. Sé que algunos estaréis pensando que cabe la posibilidad de que fray Joseph fuera comisionado por el Abad fray Antonio para realizar esta visita. Sin embargo, he de desechar tal opción, pues eso se hacía constar en la propia acta, tanto en el encabezado de la visita: se cambiaba la siguiente frase, “visitando este Priorato Nuestro Padre fray… Abad del Real Monasterio de San Pedro de Arlanza…” por esta otra: “visitando este priorato el padre fray…, de comisión de nuestro padre fray… Abad de Arlanza…”. Así como en la fórmula final: “así lo proveyó, ordenó y mando en esta su casa de Santa Inés, de que yo el infrascrito secretario doy…” por esta otra: “así lo proveyó y mandó su Paternidad, de que yo el infrascrito secretario doy…” Y también al firmar el acta: “Fray… Abad de Arlanza”, por esta: “Fray… Visitador Comisario”. 
Por todo ello, creo que el Abad al que sustituyó Fray Benito Montejo en 1765 fue a fray Joseph Alfaro, y por tanto lo correcto sería reconocerle como uno de los Abades del Real Monasterio de San Pedro de Arlanza y aunque de momento no sepamos cuánto duró su mandato, reivindicarle un puesto en el abadologio arlantino sería lo justo.
Siguiendo con el análisis de las visitas propiamente dichas, en esta segunda visita se insiste en los mismos temas que en la anterior, haciendo hincapié en la forma de anotar las cuentas con seculares y para ello manda:
 ….que asiente con toda claridad cualquiera partida de dinero u otra cosa que entregase dentro de veinte y cuatro horas y que liquide cuentas con todas las personas que las tuviere dos veces al año, por San Juan y Navidad y lo mismo se entienda con los monjes de la casa o religión, por evitar pleitos, y que los memoriales que diesen cada visita, pongan con claridad todas las deudas a favor y en contrario, especificando a las personas que debe, a cada una en particular y lo mismo se entienda con las personas que deban al Padre Administrador: y debiendo fulano de tal, vecino de tal parte, me debe de cuenta ajustada tanto, a fulano de tal, vecino de tal parte, le debo tanto.
En este mandato, el Abad le explica al Prior cómo ha de hacer las cuentas del Priorato, cumpliendo con las Constituciones de 1701, en cuyo Libro II, capítulo XXII hablan sobre “Cuentas generales de San Juan,  y Navidad, de visitas, y de todo el cuadrienio”, y que en su punto 3 obliga también a los Prioratos: Y en la misma conformidad se ajustarán las cuentas, y liquidaran los alcances de ellas en los libros de granjerías, Prioratos, y otros que haya.

Termina el acta con la orden de hacer un inventario de las alhajas del Priorato. Inventario que consta seguidamente y vuelve a estar firmado por fray Joseph Alfaro como Abad de Arlanza y fray Isidoro Rodríguez como Prior.