miércoles, 20 de abril de 2016

LAS VISITAS DEL PRIORATO: ESTRUCTURA Y 1ª VISITA




LAS VISITAS    
Continuando con el Libro, llegamos a las visitas que hacen los abades al Priorato. Han quedado registradas un total de doce Actas, la primera, fechada el veintinueve de junio de 1758 y la última, con fecha de diez de mayo de 1804. Aunque las visitas consignadas en el libro acaban en 1804, el Priorato siguió existiendo, como lo demuestra el Libro de Cuentas, Rentas y Granos del Archivo Histórico Nacional, que registra sus partidas hasta el ocho de noviembre de 1835, día en que se produjo la exclaustración definitiva de San Pedro de Arlanza (no obstante, hubo dos exclaustraciones anteriores con motivo de la guerra de la independencia y por decreto de José Bonaparte, de las que hablaremos más adelante).
Transcribir las doce visitas literalmente, sería aburrido y repetitivo, por cuanto la mayoría de los temas tratados se repiten en todas ellas, pero sí destacaremos aquellos que diferencian a una de otra y transcribiremos las partes más interesantes. No obstante os transcribo la primera íntegramente, por tres motivos. Primero, para que podáis ver como son; segundo, por la categoría del abad que la realiza, que es uno de los monjes más relevantes de Arlanza: fray Benito Montejo, natural de Guinicio (Burgos), tomó el hábito en Arlanza el 6 de abril de 1738. Entre otros muchos cargos, fue tres veces Abad de Arlanza (1757-61, 1765-69, 1773-77); Definidor General (1769-73); Abad de Oviedo (1781-85); Cronista general de la Congregación de Valladolid (1785-94) y Académico de la Real Academia de la Historia desde el 17 de agosto de 1770. Murió en Montserrat de Madrid el 26 de agosto de 1796 ("Abadologio del Monasterio de San Pedro de Arlanza (siglos X-XIX)" de Ernesto Zaragoza Pascual). 
En tercer lugar, porque en esta visita Montejo, da la orden de hacer constar en este libro, todas aquellas cosas importantes que afectan a este Priorato, al señorío de Santa Inés, y que nos van a permitir conocerlo.
Todas las actas de visita presentan la misma estructura, que podemos resumir en tres puntos principales:
·    Una primera parte dedicada a la observancia de la religión en los monjes que viven fuera de la Casa madre (observancia de las leyes de la religión y el mantenimiento decoroso del oratorio)
·     Una segunda parte que se ocupa del plano económico, en la que se apela a las cuentas que debe hacer el Prior en su administración (el correcto asentamiento de las cuentas, la prohibición de prestar dinero a seglares…)
·    Una tercera parte, dedicada a los problemas propios del Priorato (vigilancia de las regalías que tiene el señorío, y los problemas que en cada momento tiene: cultivos, reposición de cercas…)
Las Constituciones de 1701 (Constituciones de la Congregación de San Benito de Valladolid de 1701)), totalmente vigentes en este periodo, regulan la vida de los monjes, tanto en lo espiritual, como en lo material. Así por ejemplo en el Libro II, cap. XI hablan de la ocupación cotidiana y observancia monástica; el cap. XIV de la pobreza monacal; el XV del voto de clausura… Son los abades en sus visitas los encargados de velar porque estas normas se cumplan.
Para la segunda parte de esta estructura, son también estas Constituciones las que regulan la vida económica de los Monasterios y sus anejos, por ejemplo en el capítulo XXXII, indican minuciosamente como han de hacerse las cuentas generales de San Juan, y Navidad, de visitas y de todo el cuadrienio; en el cap. XXXIV, dedicado a los Prioratos y anexos, podemos leer en lo referente a este tema: En cada Priorato ordene el abad los libros de cuentas que conviene haya, conforme a la hacienda, y granjería, que hubiere en él, de manera que se pueda saber, y tomar cuenta de lo que tiene el Priorato, y cómo, y en qué se gasta. Y en los Monasterios principales haya también los mismos libros, que correspondan en todo a los que hay en los Prioratos, para que por ellos se les tomen cuentas a los Priores: y estos libros juntamente con los de la Casa se presentarán al Reverendísimo en la visita que de ella hiciere, para que por ellos vea, como se administra la hacienda de los Prioratos, y reconozca sus rentas.

En cuanto a la tercera parte de estas actas, es la que recoge la preocupación de los Abades por la administración del Priorato, sus carencias y problemas, y las soluciones que se toman para su mejor administración y productividad.
En esta primera acta, fray Benito Montejo se da cuenta que para una buena administración de los priores, lo primero que tienen que conocer son los derechos que el Monasterio ejerce sobre la villa, la solución que da se concreta en una orden que el Prior cumple inmediatamente. Y es en esta orden donde se encuentra la clave para que este simple libro de visitas se convierta en un buen instrumento de conocimiento sobre el Priorato y la villa de Santa Inés.



1ª VISITA:

Visita del Priorato de Santa Ynés del año de 1758
En la villa de Santa Ynés a veintinueve días del mes de junio de mil setecientos y cincuenta y ocho. Nuestro muy Reverendo Padre el Maestro fray Benito Montejo, Maestro de la Religión de San Benito y Abad del Real Monasterio de San Pedro de Arlanza, sus Prioratos y Anejos, habiendo visitado esta casa de administración de la villa de Santa Ynés, que es de su señorío, por ante mí el infrascrito secretario, ordenó lo siguiente:
Primeramente ordena al Padre administrador, fray García Melgosa y a cualquier otro que le suceda en el oficio, el que tenga presentes y observe con toda exactitud las leyes de nuestra religión que hablan con los monjes que viven fuera de clausura en prioratos, granjas u otras.
Item que prosiga en tener con la decencia correspondiente el oratorio de esta casa, y para ello le encarga el que con toda brevedad componga y aderece las albas que están algo rotas y descompuestas.
Item para evitar en lo futuro los inconvenientes que en nuestro monasterio se han experimentado, por no tener sus administradores ajustadas sus cuentas con personas seculares, manda su paternidad al Padre administrador que asiente con toda claridad cualquiera partida de dinero u otra cosa que entregare dentro de veinticuatro horas; y que liquide cuentas con todas las personas que las tuviere dos veces cada año, por San Juan y Navidad.
Otrosí reconviene su Paternidad al Padre Prior con la ley de nuestra religión que prohíbe a sus monjes bajo graves penas el tener en poder de personas de fuera de la religión alhajas, dinero u otra cualquiera cosa sin licencia expresa del Prelado.
Así mismo se prohíbe al Padre administrador el prestar dinero a secular alguno de cualquiera condición y calidad que sea, exceptuando de esta regla únicamente a los que suelan ser peones continuos en nuestra granjería, a los cuales se les podrá prestar alguna cantidad corta, por modo de jornal adelantado.
Otrosí se le encarga la vigilancia en que se conserven los fueros y regalías que nuestro Monasterio tiene en esta villa así por título del señorío como por cualquiera otro y que en caso necesario nos de aviso para tomar las providencias necesarias.
Y para que cualquiera monje que entre en esta administración, tenga las noticias y conocimiento que corresponde, se le ordena al Padre Prior que haga una memoria exacta y legal de las regalías, aprovechamientos, usos y otras cosas favorables al Priorato, al Monasterio y sus Abades, la cual pondrá hacia el remate de este libro, para que así conste de toda.
Así lo proveyó, ordenó y mandó su Paternidad en esta su casa de Santa Ynés dicho día, mes y año, por ante mí el infrascrito secretario de visita de que doy fe.


El acta está firmada y rubricada por fray Benito Montejo como Abad de Arlanza y fray Fulgencio Ramos como secretario.

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