RENTAS
DEL MONASTERIO EN TÉRMINOS DE LERMA Y VILLALMANZO
En el Libro, no encontramos mucha información sobre la renta de estas tierras en cuanto a lo que rentaban o a quién estaban arrendadas, para ello tenemos que acudir al Archivo Histórico Nacional, en el libro de Cuentas, Rentas y Granos(XVIII-XIX), que ya conocéis. El Libro contiene los apeos de estas tierras, uno de Villalmanzo que
se hizo en 1706 y otro de Lerma sin fecha (aunque se encuentra insertado entre
los apeos que se hicieron en 1705 sobre el señorío de Santa Inés y el de
Villalmanzo de 1706), a parte de esto, solo encontramos algunos renglones referidos al tema,
a modo de anotación:
“Por las tierras de Villalmanzo pagan Manuel Obregón y
Mateo González cuarenta y dos fanegas trigo y cebada por mitad.
Por el arriendo último que hizo fray Ramón Pérez a mata candela
pagan Manuel Valdivieso y Bernardo Díez treinta y dos fanegas mitad trigo y
mitad cebada cada año, y fue el primero de paga este año de 1786”.
Esto mismo queda confirmado en el Libro de Cuentas,
Rentas y Granos (XVIII-XIX):
“Manuel Obregón Calleja y Mateo González, vecinos de
Villalmanzo pagan cuarenta y dos fanegas y media, mitad trigo y cebada, puestas
a su costa en la casa del Priorato el día 8 de septiembre. Es arriendo por ocho
años y éste es el quinto. Pagó ante Tomás Rodríguez, escribano de Lerma, año
1777.
Este arriendo concluye con la paga del año 85 y por no
haber querido continuar en él los que lo tienen, aunque se les suplicó
continuaran un año más para que se compusiesen con el Abad futuro, se pusieron
en edictos en el mismo lugar, Lerma y Santa Inés y remataron en treinta y dos
fanegas, mitad trigo y cebada por nueve años, en Bernardo Díaz y Manuel
Valdivieso, cuya paga ha de dar principio en el año 86”
En cuanto a los arriendos de tierras de Lerma, nada dice
el Libro, sin embargo en el Libro de Cuentas, Rentas y Granos (XVIII-XIX) bajo
el epígrafe “Tierras de Lerma llamadas de Guillén” encontramos:
“Joseph González, Rosendo Pérez y Pablo García vecinos de
Santa Inés pagan por estas tierras 6 fanegas y 8 celemines, mitad trigo y
cebada. Es arriendo por 8 años y el último es del 83.
Estas tierras se arrendaron de nuevo y se remataron
mediante edictos a candela encendida en la villa de Lerma en Pedro Castro de
aquella vecindad por 9 años, en 8 fanegas de pan mediado trigo y cebada cuya
paga empezó el año de 84”.
También sabemos sobre estas tierras que durante un tiempo
quedaron sin arrendar, concretamente en 1804 – 05 – 06: “la renta de Lerma no se cobró por no
haber quien tomara las tierras”. En 1807 volvieron a estar arrendadas, no obstante el 27 de noviembre de 1808 el Prior de Santa Inés se ve obligado a “desamparar el Priorato de resultas del ataque de Burgos” (ataque realizado por los franceses). Pero los arriendos continúan y aunque en las cuentas tomadas en 1816 (fecha en la que se vuelve al Monasterio) no consta cobranza alguna para Lerma y solo una en 1809 para Villalmanzo, sabemos que siguen arrendadas porque según las cuentas, se cumplen todos los pagos del arriendo desde esta fecha hasta la extinción del Monasterio en 1835. En las cuentas tomadas este año de 1835, antes de cerrar definitivamente el Monasterio, consta para Lerma: una cobranza de 8,24 fanegas, mitad trigo y mitad cebada. Para Villalmanzo consta un total de 44 fanegas, también mitad trigo y mitad cebada.
Como en ocasiones anteriores hemos dicho, el Monasterio nunca dejó de su mano el Priorato de Santa Inés, pero tampoco estos enclaves en Villalmanzo y Lerma. Para el Monasterio debían tener su importancia (tal vez ¿estratégica?), porque mantener durante tres años tierras sin cultivar ni producir en los términos de Lerma, significaba, aparte de las pérdidas económicas, una vigilancia extrema para evitar mordidas, lo cual no solía salir gratis, sin embargo, no hay constancia de que intentara venderlas, por lo tanto, su afán era conservarlas en propiedad tardara lo que tardara en alquilarlas, y desde luego no era por los beneficios que obtenía, ya que como vemos se trataba de solo 8,24 fanegas.
Como en ocasiones anteriores hemos dicho, el Monasterio nunca dejó de su mano el Priorato de Santa Inés, pero tampoco estos enclaves en Villalmanzo y Lerma. Para el Monasterio debían tener su importancia (tal vez ¿estratégica?), porque mantener durante tres años tierras sin cultivar ni producir en los términos de Lerma, significaba, aparte de las pérdidas económicas, una vigilancia extrema para evitar mordidas, lo cual no solía salir gratis, sin embargo, no hay constancia de que intentara venderlas, por lo tanto, su afán era conservarlas en propiedad tardara lo que tardara en alquilarlas, y desde luego no era por los beneficios que obtenía, ya que como vemos se trataba de solo 8,24 fanegas.
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