MARTÍN COGOLLOS

MARTÍN COGOLLOS (1751-1813)
Desde principios de 1808, por su situación estratégica como vía de comunicación con Francia, Lerma y los pueblos de su alrededor, se vieron desbordados por las tropas francesas. En febrero eran 2.500 franceses en su suelo, lo que para poblaciones tan pequeñas significaba un gran sacrificio que sobrepasaba sus posibilidades. Hay que tener en cuenta que las tropas francesas se trasladaban sin ningún tipo de provisiones, era la máxima de Napoleón: donde llegaban, debían de surtir a su ejército. Se abastecían del suelo que pisaban, y esto no solo se refería a la comida, iba desde una simple manta hasta vehículos de transporte. Siendo así las cosas, siempre se producían altercados con la población autóctona, y esto fue lo que pasó en nuestro pueblo ya con la primera llegada de estas tropas
La noche de carnaval de 1808, Jacinto Cogollos hijo de Martín Cogollos, no guarda el “bando de buen gobierno y mejor unión” dictado por las autoridades españolas. Se niega a acudir al sorteo de carros de labranza que se va a celebrar con motivo de transportar el equipaje de las tropas francesas acantonadas en el lugar. El alguacil va a buscarle a casa de su padre, Martín Cogollos, y este manda a su mujer Gertrudis que diga a los guardias que no pueden acudir ni él ni su hijo, por encontrarse enfermos. Pero estando hablando su mujer con la autoridad, sale Martín Cogollos y le dice que su hijo no está en casa y no sabe dónde se encuentra. Vuelve el alguacil a reconvenir a Martín, pero él se niega a comparecer ante la justicia por ser: “una justicia de mierda”, y profiere otras expresiones denigrativas y de desacato, maldiciendo incluso a los santos. Posteriormente, el juez llama a Martín para entregarle una multa para su hijo de 50 ducados, que se niega a recoger, alegando que no sabe dónde está y que él no tiene por qué recoger nada en nombre de su hijo. Ante el interrogatorio, Martín no se arredra y vuelve a insultar a la justicia y a proferir maldiciones.
A raíz de tanto desacato, Martín Cogollos, de 57  años de edad, casado y de oficio labrador, es apresado, juzgado y en junio de 1808 condenado a prisión y embargo de todos sus bienes (Archivo Municipal de Villalmanzo, sig. 10). 
Fue este uno de los primeros gestos heroicos del pueblo español, anterior al 2 de mayo madrileño e incluso al incidente del Intendente Corregidor de Burgos ocurrido el 18 de abril (en este alzamiento del pueblo burgalés murieron en el acto tres burgaleses y un cuarto tres días más tarde a consecuencia de las heridas).

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