miércoles, 23 de noviembre de 2016

REFRANES Y ADIVINANZAS TÍPICAS DE SANTA INÉS






Últimamente he recibido varios correos pidiéndome que continúe y que no me olvide de la página de Sabiduría Popular, alguno incluso, con fina ironía me pregunta si en Santa Inés no usan de estas cosas. Así que he pensado que no estaría de más, parar unos días la transcripción del libro (para los que seguís esta parte, solo serán unos días de espera, en breve continuaré) y cumplir con mi promesa de actualizar de vez en cuando esta página, no sin antes daros las gracias por vuestro interés.
Y sí, por supuesto que en la villa de Santa Inés tienen refranes y adivinanzas típicos. No obstante, aunque son muchos los que se utilizan en esta villa, por su cercanía a Villalmanzo, hay unos cuantos que son los mismos, por lo que no los he copiado ya que nos repetiríamos y en cualquier caso, los encontraréis en la página de La Sabiduría Popular.
También, alguien me ha preguntado sobre el origen de los refranes, puede que haya otras respuestas, pero lo que he podido ver a lo largo de estos años, es que se puede decir que han existido desde siempre. Si lo pensamos bien, era la forma de transmitir conocimientos en unas sociedades en que la escritura no estaba al alcance de todos, por lo que las gentes sencillas solo tenían el medio oral para enseñar a los hijos todos los conocimientos adquiridos a través de la experiencia. Y lo hicieron de manera sencilla y comprensible, con frases cortas, con rima o con soniquete para que fueran fáciles de recordar, de modo que se han mantenido a través de los años. En los refranes siempre encontramos una consecuencia práctica de orden moral o de conducta, son el reflejo de cosas aprendidas o situaciones observadas, pero siempre transmiten una enseñanza: “Por San Blas la cigüeña verás y si no la ves, año de nieves es”, “Abril mojado de pan viene cargado”, “El ojo del amo engorda el caballo”… Abarcan tanto temas sociales como económicos, religiosos, políticos, morales, amorosos,  de salud, de vecindad, de familia… En definitiva transmiten los elementos característicos de una forma de vivir, de pensar. Por todo ello, los consideramos fuente de la sabiduría popular.
La importancia de esta fuente cultural se pone de manifiesto a través de los numerosos refraneros existentes: Refranes o proverbios en romance (Hernán Núñez), Refranero español (José Manuel Gómez-Tabanera)... Y a través de la literatura, que desde la Edad Media hasta nuestros días ha empleado y emplea refranes: El Libro del Buen Amor, la Celestina, El Quijote… incluso en los títulos de las obras: Casa con dos puertas, mala es de guardar (Calderón), No hay mal que por bien no venga (Juan Ruíz de Alarcón)… Pero también, no lo olvidemos, a través de nosotros mismos, ¿quién de nosotros no ha empleado nunca un refrán en una conversación?, somos sus mejores transmisores.
En cuanto a la palabra refrán, con el significado que hoy día le damos, empezó a utilizarse en el siglo XV, pues anteriormente, sobre todo en el siglo XIII, la palabra refrán aludía al estribillo de una canción (Joan Corominas). Algunos autores le dan su origen etimológico del francés “refrain”, que corresponde a estribillo, y que viene del latín “frangere” (romper), es decir que “refrain” es una repetición regular que rompe la canción.
Por lo que respecta a las adivinanzas, son un tipo de acertijo que podemos calificar como un juego intelectual practicado por toda la familia. Su principal función era el entretenimiento a la vez que los niños se “espabilaban”, es decir, contribuía al aprendizaje. Y es que las adivinanzas contribuyen a estimular facetas como la atención o la memoria y ejercitar la capacidad para resolver problemas. Al igual que los refranes su transmisión fue y es oral, de generación en generación, son anónimas, sus temas son muy diversos: cosas familiares, animales, personas, accidentes geográficos, atmosféricos, problemas matemáticos…, habitualmente se formulan en rima y su estructura es también sencilla, su antigüedad se pierde también en la historia (ya las encontramos en la biblia, en la mitología griega…). Indudablemente forman también parte de la sabiduría popular de un pueblo. Durante siglos fueron, junto con el cuento y las canciones populares, una de las diversiones para disfrutar en familia, sobre todo a última hora del día y para hacer más amenos los trabajos diarios (esto fue así hasta que la televisión entró en nuestros hogares).
Una canción, según el real diccionario de la lengua, es una composición en verso, que se canta, o hecha a propósito para que se pueda poner en música. Esto último no es extraño verlo en nuestros pueblos, sobre todo con las canciones de carácter religioso, muchas de ellas eran escritas por los propios sacerdotes y luego se las ponía música. Reflejan las creencias y los aspectos espirituales de la época. También hay canciones de aire folklórico en las que se reflejan los temas de identidad local y en todos los pueblos (o en la mayoría) siempre hay una canción dedicada al pueblo y que normalmente se canta en las fiestas patronales, a modo de himno del lugar.
Otras canciones que a veces resultan también curiosas son las de los juegos, canciones para jugar al corro, para saltar a la cuerda... Muchas son las que se cantaban por igual en toda España:
              Tengo una muñeca vestida de azul             
Con su camisita y su canesú
La saqué a paseo, se me constipó
La tengo en la cama con mucho dolor…
Aunque en los diversos pueblos solían hacerse adaptaciones de las letras:
Tengo una muñeca rubia como el sol
Se llama Pepita lo mismo que yo.
La saqué a paseo se me constipó
La tengo en la cama con mucho dolor…
Pero muchas de ellas reflejan también las costumbres sociales de la época o hechos que acontecen y dejan huella en las gentes, por ello no debemos olvidarlas:
Dame un besito amor
No te lo puedo dar
Que no acostumbro yo
A los hombres a besar
Y si te beso a ti
Me podría acostumbrar
Y después acostumbrada
Me podrías criticar…


Pobrecitas madres como llorarían
Al ver que sus hijos a la guerra iban.
Ni me pinto, ni me arreglo
Ni me pongo la mantilla
Hasta que venga mi amante
De la guerra de Melilla…

Bien, tras este pequeño repaso, os dejo los refranes y adivinanzas típicos de la villa de Santa Inés. Como ya sabéis, en la página de La Sabiduría Popular, a continuación de los de Villalmanzo. Y el próximo día hablaremos de las canciones, folclóricas, religiosas…

Para abrir el apetito, adivina adivinanza:    

 Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre diga sólo dirá la mitad.


FOTO: JUEGO DE NIÑOS, DE MIGUEL ZARAGOZA Y ARANQUIZNA (MUSEO DEL PRADO)

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