Cenotafio de los Santos Hermanos Vicente, Sabina y Cristeta |
Lo
primero que encontramos en el Libro, tras la última acta de visita, es una
breve introducción que justifica el memorial y a continuación comienza por el
principio mismo del señorío: la donación de la villa.
MEMORIA DE LAS REGALÍAS, APROVECHAMIENTOS… QUE TIENE SAN PEDRO DE ARLANZA EN LA VILLA DE SANTA INÉS. LA DONACIÓN
Memoria
de las regalías, aprovechamientos, usos y otras cosas favorables, que tienen en
esta villa de Santa Ynés el Real Monasterio de San Pedro de Arlanza y sus
Abades, como Señores que son de dicha villa. Hecho en cumplimiento del acta de
visita que hizo de este Priorato el día veinte y nueve de junio de 1758, que
podrá servir de luz para los Monjes que gobernaren este Priorato y
Administración.
Aunque en esta introducción no se menciona el nombre del Abad que ordenó el memorial, se trata de Fray Benito Montejo, uno de los Abades más sobresalientes de Arlanza y con cuya visita al Priorato comienza el Libro.
1.-
DONCIÓN DE SANTA INÉS
Transcribo
el texto íntegro que consta en el Libro pues es un pequeño resumen. He
mantenido el subrayado que el Prior hizo. Parece que le interesaba destacar el
nombre del Rey donante, del Abad (el más importante de Arlanza), el año de la
donación y el nombre de los santos mártires y el lugar desde el que fueron
trasladados.
El
Señor Rey, Don Fernando el primero, llamado El Magno, donó este pueblo
de Santa Ynés con toda su jurisdicción, montes, heredades, etcétera, al
Monasterio de San Pedro de Arlanza y a su Abad San García, en la Era de mil
ciento, que es el Año de Cristo de mil y sesenta y dos, con la
ocasión de haber trasladado al Monasterio desde Ávila, las reliquias de
los santos hermanos mártires, Vicente, Sabina y Cristeta. De esta
donación, que está confirmada por muchos Reyes de Castilla, provienen
originariamente, las regalías y señorío que el Monasterio de Arlanza y sus
Abades tienen y han tenido en Santa Ynés.
Estos
santos mártires de los que se habla en este resumen de la donación eran tres
hermanos huérfanos, naturales de la actual Talavera de la Reina y que sufrieron martirio en Ávila allá por el año 304.
Cuenta la
historia que el emperador Diocleciano mandó a España como prefecto a Publio
Daciano, con el fin de acabar con los cristianos. El joven Vicente es
denunciado como cristiano ante este prefecto, quien ordena le lleven al templo
de Júpiter y le haga una ofrenda (posiblemente incienso). Hay quien dice que
fue al llegar al templo de Júpiter, otros por el camino, el caso es que una
piedra se reblandece y Vicente queda como pegado, dejando en ella las huellas
de sus pies y del báculo que llevaba, los guardias se asustan y huyen. Vicente
aprovecha, recoge a sus dos hermanas y a su vez, huyen para Ávila. Otra versión
habla de que los auspices del templo al ver las huellas de Vicente en la
piedra, estiman que es un mal presagio y piden al prefecto que lo encierre tres
días para ver si se retracta. Visitado por sus hermanas, estas le piden que
escape porque están muy asustadas y necesitan que él las cuide, al parecer son
ayudados por algunos centinelas y huyen. Daciano manda a sus hombres tras ellos
y en Ávila son prendidos y martirizados. Sufrieron doble martirio: descoyuntamiento
en el potro de tortura y aplastamiento de la cabeza entre dos maderas. Según la
tradición sus cuerpos fueron depositados en el hueco de una roca.
Posteriormente en ese mismo lugar donde fueron arrojados se erigió una basílica.
Sin embargo en 1062, este templo se encontraba en mal estado y prácticamente abandonado, por lo que el rey Fernando I ordena el traslado de los restos de los santos mártires al Monasterio de San Pedro de Arlanza. Allí permanecen hasta 1835, fecha de la exclaustración definitiva del monasterio, en que son trasladados a la cercana colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias, más tarde, pasaron a la capilla de las Reliquias de la catedral de Burgos y posteriormente a su lugar de origen, la basílica de San Vicente de Ávila.
Sin embargo en 1062, este templo se encontraba en mal estado y prácticamente abandonado, por lo que el rey Fernando I ordena el traslado de los restos de los santos mártires al Monasterio de San Pedro de Arlanza. Allí permanecen hasta 1835, fecha de la exclaustración definitiva del monasterio, en que son trasladados a la cercana colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias, más tarde, pasaron a la capilla de las Reliquias de la catedral de Burgos y posteriormente a su lugar de origen, la basílica de San Vicente de Ávila.
La historia de los santos hermanos la podéis encontrar más completa en Wikipedia y también, en este blog.
La fotografía que da paso a este post es de Elena Pizicato-trabajo propio (dominio público). Wikimedia Commons
- Trabajo propio
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