COLMENAS TÍPICAS DE SANTA INÉS. PORQUE DE TODO SE DIEZMA |
El Libro comienza este título indicando, que el Monasterio no pagaba
diezmo alguno en Santa Inés, ni por pan, ni por granos, ni vino, ni lana, ni
ganados, ni legumbres… Esta afirmación está corroborada en las respuestas
generales del Catastro de Ensenada, en cuya respuesta 15 dijeron: “es práctica pagar diezmos de todos los
frutos que se cogen en los términos de este dicho lugar, de cada diez uno, a
excepción de lo que labra el Monasterio de Arlanza”.
El Monasterio percibe una tercera parte de todos los diezmos, las
otras dos terceras partes las llevan, una el Cura y Beneficiado en la villa y
la otra se parte entre el Monasterio de la Cartuja de Miraflores (sita en la
ciudad de Burgos), que lleva el tercio al Rey y la fábrica de la Iglesia.
Respecto a esta partición de los diezmos, en las respuestas del
Catastro de Ensenada podemos apreciar más claramente esta división: “para dividir en el hórreo común dichos diezmos
se hacen tres partes, que la primera, llevan el referido Don Joseph Ortega,
Beneficiado de ración entera y Don Bartolomé García medio racionero en este
dicho lugar; la segunda el Monasterio de Arlanza por tercio diezmo; y de la
tercera se hacen tres partes: que las dos lleva la Real Cartuja de Miraflores,
cerca de la ciudad de Burgos, por tercias Reales; y la otra la fábrica de la
Iglesia de este lugar por razón de noveno”.
Siguiendo con nuestro Libro, encontramos a continuación: “De los frutales: melocotones y otros, se
diezma rigurosamente y se parte a medias como los pollos y cerdos”. En el catastro
de Ensenada no se especifica nada sobre esta partición en concreto, solo que se
diezmaba por todo: “corderos, cabritos,
mosto, queso, lana, miel y cera, y lo demás que llaman menudos, de todo se
diezma”.
Por razón de clavería: aunque el libro nos explica lo que percibe el
que tiene las llaves del tercio, las cantidades no son legibles por el
deterioro de la tinta, sabemos que percibía fanegas de trigo y cebada y diez
terciales de vino. A la Fábrica, cuyo es
el tercio se da lo mismo. Pero si recurrimos a las respuestas generales del
Catastro de Ensenada podemos obtener la cantidad de fanegas (aunque no menciona
los terciales de vino): “antes de hacer
la partición se sacan dos fanegas de trigo y dos de cebada por clavería, que
recibe dicho Don Joseph Ortega como tal Beneficiado de ración entera y otra
igual cantidad la fábrica de la Iglesia de este dicho lugar por razón de
trojes”.
También encontramos en el libro, la figura del Tercero, de la cual nos
dice: “Se nombra un tercero o recogedor
de algunos diezmos menudos, quién los va dando a los interesados por el orden
que les toca. Y a éste, por su trabajo, se dan un vellón de lana, un queso, una
fanega de trigo y otra de cebada”.
En el libro, no se cita cantidad alguna sobre los diezmos, pero sí
están reflejadas en el libro de cuentas,
rentas y granos S. XVIII-XIX (clero-secular-regular. L1108. Archivo Histórico
Nacional) y en los libros de tazmías. Las
fechas que abarcan estos últimos libros para Santa Inés van de 1602 hasta 1814.
En los libros de tazmías, encontramos las cifras especificadas, y por ello podemos
hacernos una idea más clara de los beneficios que obtenía el Monasterio por
esta partida (aun teniendo en cuenta que las cantidades varían cada año). No
pretendo en esta presentación hacer ningún estudio de cuantificación sobre los
beneficios monetarios del Monasterio, pero creo que no está de más poner un ejemplo: en el mes de septiembre de 1784, en
la repartición del hórreo común tocó a cada tercio: 3 fanegas y 8 celemines de
avena; 86 fanegas y 10 celemines de centeno; 16 fanegas y media de comuña; 28
fanegas de trigo; y 19 fanegas y media de cebada. En octubre se repartió el
tercio de mosto y tocó a cada tercio: 260 cántaras
En cuanto al ganado, en la repartición de junio de 1785, se
repartieron las crías de lana y pelo y tocó cada tercio a 12 crías. En julio se
repartió la lana y tocó a 1 arroba cada tercio. Asimismo, tocaron a 4 cerdos y
tres pollos. También se repartió la cera y tocaron a media libra por tercio.
Para concluir este apartado sobre los diezmos incluimos las dos advertencias
que en el libro hace el Prior sobre esta cuestión, recomendando extremen la
vigilancia en su observancia “para que no
se introduzca uso en contrario”.
La primera advertencia se refiere a los vecinos de Santa Inés que
siembran en términos fuera de la jurisdicción del lugar. Distingue entre dos
posibles casos:
·
Si el término de las heredades es comunero de villa y tierra, han de
traer el diezmo entero a la cilla o tercio de este lugar. Sobre lo cual ganó
los años pasados sentencia a su favor Quintanilla del Agua contra el Cabildo de
Lerma.
·
Pero siendo el territorio propio y
privativo de cualquiera pueblo de los de villa y tierra, en tal caso se da una
tercera parte del diezmo al tercio donde está la heredad y las otras dos partes
van a la campana donde es el cosechero.
La segunda advertencia, curiosamente, se refiere a los curas y
beneficiados de la propia villa de Santa Inés, con los que, al parecer, hay que
extremar el cuidado “para que no diezmen
de las heredades y posesiones que no son de sus beneficios, en que ha habido
falta de observancia, y el Monasterio ha padecido a veces no poco detrimento”.
Razón aquí no le falta al Prior, de hecho en este mismo libro, unas hojas
adelante, encontramos un pleito que por su curiosidad, transcribimos:
“En el año de 1801 y 1802 se siguió
pleito a nombre del Monasterio y de la Cartuja de Miraflores contra don Andrés
Thomé, Beneficiado de esta Villa, que se había estado aprovechando, y sacando
para sí varios granos del hórreo común del diezmo algunos años, a pretexto de
proceder de novales; y estando para recibirse dicho pleito a prueba, desistió
el referido Beneficiado de él, sin que en lo sucesivo se verifique ningún noval
en esta villa: cuya confesión y apartamiento se anotó en el libro de tazmías, y
es como se sigue:
Conste en lo sucesivo, como en el año de
1801 el señor don Andrés Thomé, cura Beneficiado de esta villa de Santa Inés,
dedujo del hórreo o acerbo común de los granos de esta Parroquia, y antes de su
partición, siete fanegas de comuña y dos de avena, como se deja ver en la
tazmía que precede, con solo el título y a pretexto de derecho de novales, con
cuyo hecho, luego que llegó a noticia de los interesados, que lo son: el Real
Monasterio de San Pedro de Arlanza en un tercio entero, y la Real Cartuja de
Miraflores en dos novenos, se puso por estas partes formal demanda ante los
señores Provisores de este Arzobispado de Burgos, que mandaron que el citado
don Andrés thomé devolviese la precitada cantidad de las nueve fanegas de
grano- Y habiendo consultado sobre su pertenencia con sujetos inteligentes, sin
embargo de algunos dictámenes a su favor, hizo formal y expreso apartamiento de
su defensa, como convencido del derecho que asiste a los demás partícipes, y
devolvió el importe del prorrateo a los demás partícipes. Y sobre la disputa
que se ha movido sobre el orujo del jaraíz del tercio, hemos convenido
unánimemente, en que éste se venda a pública subasta, y su valor se reparta
entre los interesados con arreglo al derecho de cada uno. Y para que en
adelante no se mueva lite en estos particulares se extiende el presente
acuerdo, y lo firmaron el señor don Andrés Thomé; el señor Vicario de
Mecerreyes, don Antonio González; el padre Prior Pedro Rodríguez, Prior de esta
villa, por el Monasterio de Arlanza y a nombre, y por consentimiento, del
reverendísimo padre Prior de la Cartuja de Miraflores; y don Juan Lázaro,
Beneficiado de esta dicha villa. Y en ella a 19 de mayo de 1802. Fray Pedro
Rodríguez, don Antonio González, don Andrés Thomé, don Juan Lázaro”.
La constancia de este curioso litigio queda verificada en el libro de
Tazmías, donde, en el año 1802, quedó registrada la resolución de dicho pleito,
cuyo contenido se ajusta a lo manifestado por el libro. Como se puede apreciar,
la vigilancia no estaba demás.