Escudo de la villa de Santa Inés |
El rio
Arlanza, importante afluente del Duero, baña la zona que nos ocupa. Sus
orillas, desde la prehistoria, han sido escogidas como lugares de asentamiento.
Así, en su recorrido nacieron
poblaciones como Covarrubias o Lerma, importantes cenobios como San Pedro de
Arlanza o Santo Domingo de Silos. Acogió a los repobladores, que asentándose en
sus orillas, crearon o volvieron a la vida a aldeas y villas, como, Báscones, Santillán,
Puentedura… ganando terreno a los conquistadores, convirtiéndose todos ellos en
los protagonistas indiscutibles del futuro reino de Castilla.
El río
Arlanza, fuente de vida de la zona, se conforma pues, como testigo indiscutible
de nuestra historia, nos habla de batallas, de héroes, de luchas por el poder,
de vencedores y vencidos, pero también, nos cuenta la historia de aquellas
gentes sencillas, de aquellos pueblos que más calladamente, la hicieron
posible.
Santa
Inés es uno de ellos. Situado en la carretera que une Lerma con Covarrubias, se
asienta a las orillas del Arlanza, en la cuenca sedimentaria que forma el río
tras recibir las aguas del Mataviejas, un poco más arriba, en Puentedura. Es un
pueblo bien cuidado, con amplias calles, que día a día se esfuerza por renovarse.
Sus gentes, amables y acogedoras. Actualmente cuenta con 159 habitantes, 77 de
los cuales son mujeres y 82 hombres (datos del INE para 2014), aunque en
verano, como la mayoría de los pueblos castellanos, aumenta notablemente su
población.
Sus
orígenes permanecen ocultos, aunque es posible que se remonten a finales del
siglo IX o X. El primer testimonio escrito en el que se le menciona es la carta
de su donación al Monasterio de San Pedro de Arlanza, fechada el 20 de abril de
1062. En ella Fernando I da al Monasterio la villa de Santa Inés, entonces
denominada “villam Sancti Genesii”, la concede íntegramente con todos sus
términos, tierras, viñedos, huertas, molinos, estanques, prados, ríos, lugares
de descanso, leñas, hasta con cuanto pertenece a la villa y una serie de
exenciones.
Como
hemos dicho, los orígenes de la villa se mantienen oscuros, lo único que
podemos saber viendo los mapas de la época, es que sus términos se enclavan
dentro del alfoz de Lara. La carta de donación tampoco nos saca de muchas
dudas, por ella sabemos que en 1062 era una villa consolidada, la existencia de
molinos y prados (estos últimos denotan que ya poseía una ganadería) nos hace
pensar en un asentamiento no reciente sino consolidado. Sin embargo, en lo
concerniente a sus orígenes no nos dice mucho. Lo normal en este tipo de
documentos de donaciones es que aparezca: “de término de…” o se señale la
jurisdicción a la que pertenece: “in alfoz de…”, sin embargo en esta carta no
queda expresado. Así pues, solo podemos señalar que en esos momentos era villa
de realengo, probablemente nació como villa condal, puesto que el alfoz de Lara
se extendió hasta más allá de la villa de Lerma.
En
cualquier caso, a partir de estas fechas, Sancti Genesii, pasará a ser villa de
señorío, se convertirá en parte integrante del entonces poderoso Monasterio de
San Pedro de Arlanza, y sus caminos seguirán juntos hasta la supresión de las
Órdenes Religiosas en 1835, pues nunca la dejó de su mano, incluso cuando a
partir del siglo XII entre en decadencia y tenga que vender, cambiar o arrendar
muchas de sus posesiones, a Santa Inés la conservó intacta hasta su final, y
aún más, la potenció en 1591, con la compra al Rey de una considerable
extensión de terreno que se adentraba en términos de Santillán, Quintanilla del
Agua y la propia Santa Inés, denominado “el Valle”.
A
través de estas páginas os iremos contando su historia, sus tradiciones, sus
costumbres y su forma de vida. Estoy segura que os conquistará.